12 de abril de 2025

Axe Ceremonia con trágico final en el Parque Bicentenario, CDMX

El festival AXE Ceremonia 2025 marca un antes y un después en su sede emblemática, el Parque Bicentenario en la Ciudad de México. Reconocido por su enfoque en la innovación musical y el impulso a las comunidades creativas termina en tragedia y la comunidad musical llora a fotógrafos caídos mientras se cuestionan los protocolos de seguridad. El mundo de la música y la fotografía se encuentra conmocionado tras el trágico accidente que cobró la vida de dos fotógrafos (Miguel y Berenice) durante el festival Axe Ceremonia en México. Estos profesionales dedicaban sus días a capturar esos instantes mágicos donde la música y la emoción se funden en un flash. Su labor iba más allá de simples imágenes: eran los narradores visuales de la cultura alternativa, los cazadores de momentos efímeros que transformaban en memoria permanente. Detrás de cada fotografía icónica de un festival se esconde una historia de riesgo y pasión. Los fotógrafos de eventos masivos trabajan en primera línea, sorteando multitudes en éxtasis, equipos técnicos pesados y estructuras temporales, todo con tal de conseguir ese ángulo perfecto que transmita la energía del momento.

Su trabajo es un acto de amor por la música y el arte, pero como ha demostrado esta tragedia, también es una profesión que conlleva peligros invisibles para el público general. Aunque las circunstancias exactas del accidente en Axe Ceremonia siguen bajo investigación, el incidente ha encendido alarmas sobre los protocolos de seguridad en eventos masivos. El festival, reconocido como uno de los más importantes de la escena alternativa mexicana, ha expresado sus condolencias pero enfrenta ahora preguntas incómodas: ¿Se implementaron todas las medidas preventivas necesarias? ¿Podría haberse evitado esta pérdida? Esta tragedia nos confronta con una realidad cruda: en los festivales, todos estamos expuestos – asistentes, artistas, equipo técnico y prensa por igual. Los espacios de celebración musical deben ser también espacios de seguridad. Mientras la comunidad llora a estos héroes anónimos del lens, surge un clamor colectivo para que este caso no quede impune y sirva como catalizador para mejorar los estándares de protección en eventos masivos. El legado de estos fotógrafos perdidos permanecerá en cada imagen que tomaron, en cada momento que ayudaron a inmortalizar. Hoy, más que nunca, es momento de valorar su trabajo, honrar su memoria y exigir que la pasión por la música nunca más cueste vidas.