3 de diciembre de 2024

Animalia







Una persona que no se limita al arte sonoro y envuelve de una manera multidisciplinaria la sutil expresión humana artística llevándola a limites unicos, una persona arriesgada, un musico completo que puede estar tocando en una orquesta sinfónica o en medio del lodo en un rave dedicado , o en Azulik en medio de la selva de Tulum.

Santiago Bartolomé es trompetista, compositor y productor. Desde este contexto, percibe y vive sus exploraciones a través de la intuición para crear, utilizando su propia lenguaje, una cartografía sonora donde la vibración acústica convive con la electrónica. Su trompeta es el instrumento con el que experimentamos diferentes atmósferas y desdibuja las fronteras del territorio, convirtiéndose en una herramienta imprescindible para transformar la realidad. La irreverente y enigmática obra de este músico se basa en la “búsqueda del sonido”, como una evolución constante, versátil y posible.














Lejos de quedarse sentado esperando oportunidades, utiliza el arte como herramienta transversal para habitar espacios en los que pueda plasmar su voz. Él y su trompeta han pisado desde pequeños teatros hasta grandes festivales como Burning Man, uno de los más grandes de arte y autoexpresión, pero al que sólo unos pocos pueden acceder a través de su trabajo artístico. Santiago nos comparte lo que fue su experiencia y visión sobre la última edición de Burning Man desde el punto de vista de una persona bastante transparente con su actuar.


Mi acercamiento a Burning Man fue a través de Sahar Art Camp, el primer campamento Marroqui en el festival. Recibí la propuesta formal luego de trabajar muchos años con la cantante francesa Pascale Caristo, ella como “madre” del camp propuso mi participación. Cuando recibí la noticia sentí una doble sensación: felicidad y entusiasmo. Primero por poder participar de uno de los eventos más importante del mundo, segundo porque compartir junto al Sahar camp me daría un acercamiento a la cultura marroquii la cual siempre me interesó antropológicamente, cartográficamente y ni hablar en el campo artístico.

El primer año en el que fui parte del evento asistí a la construcción con el objetivo de sentir una experiencia completa de todo lo que sucede en Burning Man. Poder vivir desde ese momento el festival me cambió la visión o experiencia que tuve en otros festivales que he participado. En la construcción de este festival todo se horizontaliza, todos somos un engranaje importante para que todo suceda, desde el cocinero, el constructor, la arquitecta, el/la artista, etc. 














Una vez que ya entras al mundo Burning Man todo empieza a fluir, desde lo que se vive en tu camp y el compartir con otros artistas, con otros camps, las conexiones que puedes generar, hasta los proyectos que se pueden incubar desde esta plataforma. 

En Animalia, mi segunda participación en el festival, todo fue más fluido porque pude armar los conciertos en colaboración con antelación, dejar abierto para lo que pueda suceder ya en el festival y, lo más importante para mi carrera este año, poder llevar “Epojé”. Se trata de una Instalación sonora, nómade espacial. Un trabajo que nos llevó meses de preparación y el que hicimos con un gran equipo, comandado junto a Juan Murua Palacio (Galera) en colaboración con el Sahar Art Camp. La instalación tiene la particularidad que puede ser empacada y puedes llevarla en una carry on pero, sorprendentemente, en la performance son 180 m3.  El concepto Epojé invita a suspender el juicio, poner todo entre paréntesis. En esta ocasión el foco de la instalación se centró en retratar lo nómada y lo efímero, concepto que se mixtura a la identidad del campamento y a la de un festival como Burning Man. 












En cuanto a mi participación de este año, toque en el Open Ceremony de Sahar art camp con artistas increíbles. Compartí escenario con Cosmic No Mad, un proyecto de mi amiga Pascale Caristo, con el que venimos colaborando hace un tiempo ya.  En este concierto de apertura se sumaron  muchos artistas con una diversidad rica en sonoridad. Mixturamos con Oren Baba en oud, Yael the DrumAddict en percusión, Nicholas Petricca en piano y I.am.nãda. El cierre estuvo a cargo de Lemurian. Fue una noche muy emotiva porque veníamos trabajando hace unos años con el camp, hicimos el fundraising en Marruecos a mediados del año y a partir de ello se está gestando una familia muy hermosa. Abrir la semana, ver tantos amigos y la tent principal repleta de gente me generó una sensación de extrema felicidad, pude ver que el esfuerzo y los procesos valen.También hicimos una performance en Sanctuaria, una instalación en Deep Playa junto a Pascale y unos amigos. 












Luego del temporal pudimos tocar con Eduardo Castillo en Playalchemist, fue una noche diferente a todas porque ya estábamos bajo los efectos que había causado la lluvia. Desde el escenario podíamos sentir la energía de la gente atravesada por la incertidumbre que se estaba viviendo, se preguntaban cuándo íbamos a poder salir de Black Rock City, la pista era realmente una pista de hielo y la experiencia de tocar en este contexto con Eduardo quedará en mi memoria. Castillo es un artista con el que me siento muy cómodo creando porque genera una atmósfera en donde puedo expresarme con total libertad. 













También tocamos con Unders en Sahar. Teníamos previsto hacer ese concierto en Maxa junto a Sohar, pero no llegamos por el barro y el temporal. Fue muy íntimo porque la presentación fue con toda la gente en el tent principal y dormimos todos juntos ya que las tiendas estaban mojadas.  Ahí empezó la aventura de los últimos tres días, cuando tuvimos que armar equipo para sortear las inclemencias del clima. La circunstancias hicieron que nuestro camp se afiance como familia y que todos cooperaran para atravesar de la mejor manera posible lo que estábamos viviendo. Ahora estamos más unidos que nunca y con ganas de seguir construyendo puentes. 

En resumidas cuentas, en esta edición, “Animalia”, la naturaleza cambió los planes que teníamos. Tener tanta expectativa por todo lo que iba a acontecer y que la naturaleza imponga las condiciones nos obligó a reinventarnos. Luego de la cancelación de algunos conciertos llegué a la conclusión de que lo importante es abrazarse a los procesos, disfrutar de eso y luego aceptar los resultados.







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